La vida es, en su mayor parte, la suma de placeres simples y estos forman parte del significado de ser humano. Uno de estos llamados placeres simples es, para mí, andar descalza sobre la arena, el asfalto, la piedra, la grava, la loseta, el hule, la hierba, la alfombra, la moqueta...
La planta de los pies es de una sensibilidad extrema, ya que está repleta de vasos sanguíneos y terminaciones nerviosas. ¡El tener los pies libres del confinamiento de zapatos calurosos y/o ajustados , expuestos al aire y al sol, permitiéndonos mover los dedos de los pies, sentir las variadas texturas y temperaturas de las superficies por las que caminamos, es maravilloso! Además, es excelente para la salud ya que activa la circulación de la sangre y el pie transpira y descansa mejor.
Me recuerda también aquella sensación sencilla, pero sumamente agradable, de sumergir las manos en un saco de granos o legumbres.
Suena alocado, pero !inténtenlo!