Homesick

Imagen cortesía de Open Clipart

De fondo se escucha Jorge Drexler con su... "Soledad, aquí están mis credenciales, vengo llamando a tu puerta desde hace un tiempo, creo que pasaremos juntos temporales, propongo que tu y yo nos vayamos conociendo.... Ya pasó ya he dejado que se empañe la ilusión de que vivir es indoloro. Que raro que seas tú quien me acompañe, soledad, a mi, que nunca supe bien cómo estar solo".

Hay días en que la melancolía se disfraza de soledad y de extraños sentimientos contradictorios. La nostalgia me lleva a echar de menos la rutina, las tardes apacibles, la televisión por cable, los paseos cortos, la comida casera, el control de cada paso, el orden, la compañía asediante, los cuidados, los mimos, las siestas...

Me invade por momentos la tristeza de que nada volverá a ser igual, la negatividad de que las cosas sólo empeorarán con los años. No hay marcha atrás. Lloverá para siempre.

Sé que es una sensación temporal, al menos eso espero. Pero lo más confuso es que cuánto más extraño cosas del pasado, más me doy cuenta de que no soportaría vivir sin libertad. Todo por la libertad, un alto precio.

Sólo me resta un fin de semana largo y terapéutico, y salir corriendo a buscar mi brújula: estoy desorientada.