Fobias y Filias

Leyendo una entrevista a Isabel Coixet directora de cine española, leí el término Claustrofobia Romántica, refiriéndose a un personaje de su película Elegy (excelente por cierto), el cual tenía miedo al compromiso. Entonces él, un hombre cincuentón se dedicaba a conquistar jovencitas, sus alumnas, que sólo buscarían en él una aventura, de apariencia exótica por el aura de celebridad que le perseguía.

El punto es que al escuchar ese término se me ocurrió uno relacionado y que causa a la vez la reacción opuesta y es la Claustrofilia Romántica. Este término se me antoja perfecto para definir esa condición que padecen muchas parejas que les hace tener una afición a permanecer encerrados en la burbuja de su relación. Me explico. Podamos observar con frecuencia como cuando uno de nuestros allegados al iniciar una nueva relación, corta con toda su rutina, con sus amigos, con todo y se concentra única y exclusivamente en su novedad amorosa.

Su pareja es el único tema de conversación, todas las historias o situaciones que uno pueda contar tienen similitud con algo que le ha acontecido al susodicho que de inmediato opaca nuestra historia, todo gira alrededor de él/ella, todos los planes deben congeniar con la agenda de éste, etc.

La situación se complica si la relación termina y se tiene que recoger los platos rotos, y tratar de pescar el mundo que siguió en movimiento y no se detuvo mientras se divagaba en los predios del amor.

De seguro cada uno de nosotros al menos una vez en la vida a caído en este padecimiento, aprendiendo la lección. Otros redundan en los mismos patrones per saecula saeculorum.

La Claustrofilia Romántica, me atrevo a elucubrar, es dañina como todos los excesos, filias y fobias, pues causa un desequilibrio con las otras relaciones afectivas también importantes para el bienestar psíquico de los humanos.