martes, 19 de agosto de 2008

La naturaleza


El otro día un amigo al contarme una situación que padece actualmente, recreaba el asunto con una historia entre una rana y un escorpión. La rana era muy buena y ayudaba a otros animales a cruzar el río, incluso moscas, las cuales aunque son su alimento, les hacía el favor. Pues el escorpión le pidió que la ayudara a atravesar la cañada prometiendo no comérsela. La rana, llena de bondad, confió en el escorpión, quien a mitad de camino se la comió. Antes de expirar la ranita tuvo chance de preguntar: ¿Por qué? A lo que el escorpión respondió: Es mi naturaleza.

Bueno esa es la versión más o menos resumida. El punto es que si comprendiéramos que la única explicación para el comportamiento de algunas personas es su naturaleza, nos ahorraríamos muchos sinsabores en la vida.

Traigo todo esto a colación porque fui testigo de un ejemplo similar en el reino animal, que me corroboró la teoría. Resulta que en casa de mis padres en el interior del país, tenemos dos perros y dos gatos. Es importante aclarar que gatos y perros conviven en armonía, comen del mismo plato y hasta se lamen unos a otros en fraternidad. El patio es grande y sin verja, entonces animales callejeros entran y salen también como "perros por su casa".

El caso es que me encuentro una plácida mañana de domingo disfrutando de un delicioso café rebozado de canela y clavo, cuando fui sacada de mi idílico momento por el sonido de una jauría enardecida que pululaba en el patio. Mi madre y yo salimos a ver qué acontecía y ahí lo vimos. Vimos cómo los perros se disputaban pedazos del gato en feroz conflicto. Por suerte intervinimos a tiempo, y la vida del felino fue salvaguardada por el momento.

En realidad mis perros, Escuincle y Blanquita, son dóciles y bonachones. Sin embargo, parece que cuando se juntan con la manada se dejan llevar por la euforia colectiva y afloran sus instintos caninos.

Lo peor es que por más repulsivo que encuentre el acaecimiento y pretenda enojarme con mis mascotas, no puedo (no debo !&*#) , porque ese acto está en su naturaleza.

8 comentarios:

Pabletowh dijo...

Y lo más duro, es por mas que uno quiera no puede resignarse de ella. La naturaleza tantas veces puede más que la razón!

Anónimo dijo...

Se que los hay, pero honestamente he visto muy pocos casos en los que perros y gatos se lleven bien. Son excepcionales por lo regular.

Unknown dijo...

Fuerzas de la Naturaleza...
Recuerdo haberle dicho a alguien querido una vez "lo haras, pq that is just who you are..."
(Un episodio de Grey's Anatomy me viene a la mente, pero no recuerdo cual)

Frnk Ulloa Melo dijo...

Yo conoci de un caso mas extraño aun, el de una perrita chiguagua que se cree gato. Se crio con dos gatos, me cuentan tambien que la alimentaron y todo. Entonces cual es la naturaleza de esa perrita?

Pero como me dijo una vez un buen amigo en una noche de muchas cervezas, cigarrillos y mal de amores: el hombre no puede serle infiel a su naturaleza...luego se durmio asi que no concluyo la frase...jejeje

besos,versos y abrazos desde Sadalsuud

Filomena dijo...

En ese caso creo que su naturaleza canina aflorará en algún momento jjajaj

Anónimo dijo...

En ese caso lo de la naturaleza me parece de lo mas "natural", el problema esta cuando hechos similares ocurren entre humanos, si se supone que nuestra naturaleza es otra muy distinta.

Arli

El Divan dijo...

Quiza la naturaleza de la contraparte sea el dejarse devorar...unas veces somos ranas, otras escorpion! no sera parte de la misma cadena alimentaria, que, al final de todo, es lo que permite que el ecosistema funcione?

Filomena dijo...

Interesante punto -laura-, eso me pone a pensar si en el genero humano existe también ese ecosistema: los devoradores y los devorados, en papeles intercambiables hacia el infinito (?)
mmm interesante!