viernes, 1 de agosto de 2008

El famoso cuento de la gallina de huevos de oro


Érase un labrador tan pobre, tan pobre, que ni siquiera poseía una vaca. Era el más pobre de la aldea. Y resulta que un día, trabajando en el campo y lamentándose de su suerte, apareció un enanito que le dijo:
-Buen hombre, he oído tus lamentaciones y voy a hacer que tu fortuna cambie. Toma esta gallina; es tan maravillosa que todos los días pone un huevo de oro.

El enanito desapareció sin más ni más y el labrador llevó la gallina a su corral. Al día siguiente, ¡oh sorpresa!, encontró un huevo de oro. Lo puso en una cestita y se fue con ella a la ciudad, donde vendió el huevo por un alto precio.

Al día siguiente, loco de alegría, encontró otro huevo de oro. ¡Por fin la fortuna había entrado a su casa! Todos los días tenía un nuevo huevo.

Fue así que poco a poco, con el producto de la venta de los huevos, fue convirtiéndose en el hombre más rico de la comarca. Sin embargo, una insensata avaricia hizo presa su corazón y pensó:
“¿Por qué esperar a que cada día la gallina ponga un huevo? Mejor la mato y descubriré la mina de oro que lleva dentro”.Y así lo hizo, pero en el interior de la gallina no encontró ninguna mina.
A causa de la avaricia tan desmedida que tuvo, este tonto aldeano malogró la fortuna que tenía.
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De seguro todos ya habíamos escuchado esta popular historia, contada y recontada a través de los años un millón de veces. El porqué la traigo a colación es otro cuento. Es el relato sobre las personas que abusan de la ayuda que se les puede prestar desinteresadamente, recompensando con exigencias y pretensiones desmedidas.

Como aquella persona que después de contarle sobre todo el trabajo que tenía que hacer ese día, osó mandarme un correo con el encabezado: !URGENTE! pidiéndome un favor. A pesar de los quehaceres que tenía pendientes y el encantador titular, hice un paro para atender los requerimientos de aquel amigo, haciéndole la salvedad de que era un esfuerzo rápido y que era lo mejor que podía hacer en aquel momento. Y ¿cuál fue su respuesta estimados lectores? Que muchas gracias, pero que necesitaba algo más completo, que si no podía esforzarme un poco más.

El final de esta versión no difiere mucho del cuento original, la gallina quizás no termine en la morgue pero ya no dará tantos huevos de oro como antes.

12 comentarios:

Pabletowh dijo...

Yo que me se ese cuento de primera mano. Me acuerda el dia que estornude con la boca llena de arroz, a lo que mi hermano me dijo que estornudaban los que estan vivo. Hay que ver cosas en esta vida! Hay que estar vivo para verlas..

Anacronista dijo...

De seguro todos hemos pasado o tendremos que pasar por algo así, espero que no terminemos siendo vendidos o asesinados... Lo demás pasa.

Un abrazo

Unknown dijo...

eso tiende a pasar... cuando menos te los esperas!

menta producciones dijo...

Buenísimo buenísimo un saludo enorme hasta pronto

Anónimo dijo...

Que destino margo! asi mismo es la gente, por eso yo prefiero ser una bitch y decir q no friamente, mi disposicion y ayuda, unicamente estan reservadas para los q realmente se la merecen.

besos

Anónimo dijo...

Que destino margo! asi mismo es la gente, por eso yo prefiero ser una bitch y decir q no friamente, mi disposicion y ayuda, unicamente estan reservadas para los q realmente se la merecen.

besos

Anónimo dijo...

Que destino margo! asi mismo es la gente, por eso yo prefiero ser una bitch y decir q no friamente, mi disposicion y ayuda, unicamente estan reservadas para los q realmente se la merecen.

besos

Joel M dijo...

Que insensato... Y todavias llama esa persona amigo?

Filomena dijo...

Con los amigos a veces hay que coger y dejar.

AlMa dijo...

que te digo....ahora mismo tengo un dolor de barriga de un pique que acabo de pasar por una situacion similar...anyway...you learn...

Anónimo dijo...

Despues de todo, que es la vida, sino ayudar al projimo, aun cuando el projimo sea el mas grande de todos los desgraciados. No hay una gran recompensa, sin un gran esfuerzo, aunq eso implique q seamos rana la vida entera.

Pachy

Filomena dijo...

Mi madre siempre me inculcó que si hay algo que veo en otra persona y me molesta, entonces no hacer lo mismo para no convertirme en lo que detesto.

En ese sentido, si me gusta que la gente me ayude, entonces sirvo sin importar si esa persona me devuelve exigencias.